Por Alejandro Chafuen
Director y CEO de Acton Institute; presidente y fundador Centro Hispanoamericano para la Investigación Económica (Hacer). Fue presidente de Atlas Economic Research Foundation de 1991 a 2018. Cursó sus estudios universitarios en Grove City College, B.A. (Pensilvania), la Universidad Católica Argentina (Licenciatura en Economía), y recibió su Doctorado bajo la tutoría del economista de la escuela austriaca, Dr. Hans Sennholz, en el International College (California). Autor, entre otros, del libro «Las raíces cristianas del libre mercado».
Decía George Santayana (1863-1952) que los pueblos que no se acuerdan de su pasado están condenados a repetirlos. Con lo que estamos viendo en el Perú, y también en varios de sus países vecinos, es claro que son muchos los que se han olvidado de los peligros del socialismo. En la batalla ideológica contra esta corriente, la mayoría se apoya en las críticas que autores de otras latitudes han realizado contra estas doctrinas. Los defensores de la propiedad privada suelen citar a los austríacos Ludwig von Mises (1881-1973) y su libro “Socialismo”, a Friedrich Hayek (1899-1992) y su libro “Camino de Servidumbre”, o a los aportes de Milton Friedman (1912-2006) y otros autores anglosajones. Hay un profundo desconocimiento, sin embargo, respecto de las contribuciones hechas por los autores católicos que fueron fuertes críticos del socialismo. Muchos ignoran, por ejemplo, los brillantes ensayos del Padre Jaime Balmés (1810-1848) quien, desde su admirada Barcelona, criticaba fuertemente a las doctrinas socialistas.
Pero también en nuestras tierras tuvimos grandes defensores de la propiedad privada y de la libertad de comercio, dos principios que están en las antípodas del socialismo. Apenas llegados al continente, los europeos, preponderadamente españoles, comenzaron a escribir sobre la realidad latinoamericana. La mayoría de los intelectuales, casi exclusivamente clérigos, fueron influenciados por lo que enseñaban los profesores en la Universidad de Salamanca. Cuando contemplaron la realidad en las Américas, desde las culturas indígenas a la relativa abundancia del oro y la plata, comenzaron a escribir sobre economía y sobre el derecho humano a poseer propiedad e intercambiar mercancías. Estos escritos influyeron en la Escuela de Salamanca y en el pensamiento económico occidental.
En temas monetarios, es importante destacar las aportaciones de un laico: Juan de Matienzo, un gran personaje que recorrió y sirvió en estas tierras como Oidor de Charcas -región donde ahora está la capital constitucional de Bolivia, Sucre (anteriormente la ciudad de La Plata)- en el Virreinato del Perú (1561-1579). El Oidor era juez de la Real Audiencia, institución que originalmente eran los tribunales del Reino de Castilla, y que luego se convirtieron en los máximos órganos de justicia dentro del Imperio español. Las funciones de Matienzo abarcaban una región que iba desde lo que hoy es Bolivia y Perú hasta la mitad superior de Argentina.
Este jurista es considerado por algunos historiadores destacados, como el rumano Oreste Popescu (1913-2003), como uno de los primeros desarrolladores de la teoría cuantitativa del dinero, que luego hizo famoso a Milton Friedman. Además de sus obras sobre el precio justo, escribió extensamente sobre leyes de propiedad, impuestos, gobierno y costumbres y leyes indígenas. Algunas de sus obras han sido digitalizadas https://books.openedition.org/ifea/3104?lang=en
También fue Matienzo quien hizo fuerza para que se fundara la ciudad de Buenos Aires, en el Río de la Plata. Como curiosidad para algunos, el español dedica todo un capítulo de su Gobierno de Perú al tema de la coca proponiendo una actitud liberal con la misma: “querer que no aya coca, es querer que no aya Peru y se despueble la tierra.” (Matienzo, p. 90).
Yo llegué a Matienzo y luego a la Escuela de Salamanca, justamente, gracias a Popescu, quien recibió su doctorado en Austria y fue mi profesor en la Pontificia Universidad Católica Argentina. En sus clases, nos dio como uno de los textos de estudio la “Historia del Análisis Económico” de Joseph Schumpeter, y nos pidió que estudiemos especialmente las 70 páginas del libro dedicadas a los “Doctores Escolásticos y Filósofos de la Ley Natural”. Popescu también hacía fuerte hincapié en los autores hispanoamericanos influenciados por Salamanca.
El pensamiento liberal, o incluso el liberalismo anglosajón, no nació con Locke (1632-1704) y Adam Smith (c. 1723-1790) por generación espontánea. Cuando se redactan las primeras constituciones en los estados de lo que sería Estados Unidos, John Locke contaba con apenas seis años. Él no fue el padre de esos primeros documentos. La defensa intelectual de la libertad personal viene de una tradición antigua y varios escolásticos hispanos ayudaron a diseminarla y desarrollarla. Los maestros, teólogos y juristas del fin del medioevo incorporaron casi todo lo mejor de los filósofos griegos y el derecho romano en sus análisis bíblicos y tratados de justicia y moral. Las ideas de los Jesuitas Juan de Mariana (1535-1624), Roberto Belarmino (1542-1621) y Francisco Suárez (1548-1617), entre muchos otros, influyeron en las ideas políticas que hoy en día llamamos «Occidentales».
Uno de mis colegas ya fallecido, Leonard Liggio (1933-2014), en su ensayo «Libertad y Moralidad» presentado originalmente en la reunión de la Sociedad Mont Pèlerin, en Cancún, México, en 1996, escribió que la «economía, los derechos humanos y el derecho internacional modernos fueron fundados en las universidades ibéricas de los siglos dieciséis y diecisiete».
Las rutas que van de las ideas a la acción siempre tienen baches, desvíos peligrosos, y en más de una oportunidad tienen que salvar lagunas inmensas, casi nunca bien marcadas. Sería injusto e incorrecto pensar que todo el mérito por haber creado las bases de la filosofía de la libertad les pertenece a los escolásticos tardíos. Pero no podemos ignorarlos. Acostumbrados a buscar la razón de nuestros males, y nuestros bienes, fuera y lejos de nuestra frontera, muchos hemos descuidado mirarnos a nosotros mismos. El renacimiento de Latinoamérica sobre los pilares sólidos de la moral y la libertad solo se dará cuando aprendamos a mirar nuestros problemas de cerca. Utilizando los mejores conocimientos empíricos y guiando nuestras vidas y las políticas públicas con valores acordes a la verdad de la persona humana ayudaremos a crear una sociedad que incentive el sano desarrollo.
Matienzo, Juan de, 1910 [c. 1570], Gobierno del Perú, Buenos Aires, Compañía Sud-Americana de Billetes de Banco.
