Las ideas tienen consecuencias

Adriana Rodríguez

Directora de Proyectos CREO Perú. Ingeniero industrial por la Universidad Privada del Norte (Trujillo), especialista en gerencia de proyectos y finanzas corporativas. Ha sido voluntaria de la asociación civil Frente Joven y representante de la región La Libertad en el programa Parlamento Joven del Congreso de la República (2016).

Este año pude participar del Acton University, una conferencia anual realizada por el Acton institute, el think tank más grande a nivel internacional que trabaja por la defensa y promoción una sociedad libre y virtuosa basada en principios humanistas cristianos.

Fueron cuatro días llenos de conocimiento y aprendizaje para mí. He podido repasar temas que no están en mi día a día pero que son sumamente importantes como antropología, filosofía o teología y otros mucho más tangibles como lo son la economía y política.

Empresarios, universitarios, directores ejecutivos de think tanks, filósofos y multiplicidad de profesionales pudieron participar en este evento que congregó a más de 700 personas de distintos países del mundo.

Lo más valioso de esta experiencia, además de las charlas magistrales brindadas por expertos e investigadores en cada materia, ha sido conocer e interactuar con muchas personas de organizaciones similares a CREO Perú, que amablemente compartían sus experiencias conmigo y estaban muy abiertas a enseñarnos y poder trabajar en conjunto para construir una sociedad más libre y justa.

Ha sido inspirador conocer las historias de cada una de las organizaciones que participó del evento y saber que todas apuntamos al mismo camino y coincidimos en la existencia una premisa fundamental en las sociedades occidentales, que se debemos difundir y defender en el debate cultural contemporáneo: es la dignidad de la persona humana el fundamento de la libertad individual, la igualdad de oportunidades, la economía libre, entre otros.

Antes de este evento no había caído en cuenta de la vital importancia que tiene el compartir y discutir las ideas. Toda acción proviene de una idea, un pensamiento que luego se desenlaza en planificación y gestión. Desde los proyectos tangibles como construcciones, empresas, organizaciones, hasta los proyectos políticos, puesto en ideas de cómo concebimos a la persona humana, el orden social, político y económico.

Esa es la importancia de las ideas: tienen consecuencias que afectan nuestra vida. Este hecho objetivo evidencia una realidad que se ha olvidado en la centro derecha y derecha por muchos años: es necesario trabajar desde las ideas, es aún más necesario defenderlas culturalmente en el imaginario social para traducirlas en alternativas políticas que concreten acciones en bienestar de las personas.

¿Por qué es importante generar una alternativa cultural?

En el impacto que tienen las ideas en nuestras vidas, está la razón de ser de un think tank: ser un centro de pensamiento y trabajo político que contribuya a mejorar la sociedad. Y, en una lectura de la realidad peruana, necesitamos con urgencia más de estas organizaciones. Ideas van, vienen y afectan lo más cotidiano: si pagamos muchos o pocos impuestos, si podemos elegir un centro educativo privado para nuestros hijos, cuán fácil es abrir una empresa y desarrollar nuestros emprendimientos, si podemos votar o ser elegidos en puestos de representación, si denunciamos la violencia terrorista o amparamos la “memoria histórica”, si nuestro país puede explotar sus recursos naturales o no, entre otros.

No se trata solamente de un tema económico o de una simple lucha de poder y control de las estructuras sociales y políticas, sino de trabajar por una causa que nos trascienda: la plena realización de todos los peruanos en la búsqueda del bien común.

Generar una alternativa cultural, desde nuestra perspectiva, significa salir al encuentro de la sociedad con una propuesta que reivindique una un fundamento antropológico integral y trascendente de la persona humana desde el que se construye un orden social, político y económico libre, justo, responsable y solidario.

Para el Perú de nuestros días esto puede suponer una agenda que comprenda, en primer lugar, la recuperación de la moral en la sociedad: sin una clara delimitación del bien y el mal, en un ambiente de total relativismo, no se puede encontrar una senda de real progreso. Una sociedad sin una brújula moral clara, es una sociedad con una clara sentencia al naufragio: es necesaria la regeneración moral de nuestra sociedad.

La concepción de la persona humana que reconozca que somos seres libres, pero finitos, debe ser el segundo punto de la agenda alternativa cultural. Esto puede significar, para algunos, un debate menor o propio de ambientes universitarios y sin un correlato concreto en la vida cotidiana.

Pero la exclusión de este debate de la esfera política nos ha llevado a lo absurdo, nos hemos alejado de las reales necesidades de las personas y se han impuesto las que las ideologías distorsionadas propugnan. Reivindicar que existen libertades finitas, supone que somos personas reales que estamos llamadas a la trascendencia y eso impacta en cómo, por ejemplo, se ejercen las libertad económicas (¿podemos hacer y deshacer en un mercado deshumanizado?) o en las libertades sociales (¿cualquier deseo subjetivo es un derecho?).

La desfundamentación de la persona, y del mundo en general, propio del nihilismo nos hace susceptibles de aceptar cualquier totalitarismo: por ello, revalorizar las ideas y convicciones profundas como fundamento de una sociedad democrática y libre, debe ser un tercer punto de la alternativa cultural. Y es que, como reflexionaba Hannah Arendt, lo propio del pensamiento totalitario no es la firmeza de sus convicciones, sino que no tengamos ideas profundas: es la superficialidad que nos hacemos manipulables por el poder. Propugnamos la redefinición de la “moderación” y, por ende, de la “centralidad política” no como un punto o posición media entre un malo y un bueno, del que tomar algo de cada cual, sino como una posición que ,basada en la virtud, se sitúa entre dos malos para exponer una propuesta superadora.

Sin principios fijos y trascendentes, los ciudadanos resultan funcionales a las necesidades del sistema y de quienes lo definen. Por el contrario, son los hombres de principios fijos los que reconocen que las circunstancias históricas no son fijas y ofrecen una propuesta fundamentada ante la realidad que les ha tocado vivir. Son las masas desarraigadas, nos expone Simone Weil, las que han alimentado los totalitarismos, puesto que ahí encontraron la identidad que les faltaba.

Es indubitable, como cuarto punto, revalorizar la escuela del Perú integral, en el que se enmarca la peruanidad de Víctor Andrés Belaúnde para comprender, encarnar y vivir la identidad del Perú. Es en el mestizaje, nos exponía Belaúnde, de lo andino y lo hispano, que se han forjado los elementos que nos caracterizan y diferencian como colectivo. Ahí encontraremos los elementos de unidad de todos los peruanos. Es en la discordia nacional, en la fragmentación, y en la polarización que se imponen la inestabilidad, corrupción, el pesimismo colectivo y el egoísmo personal.

La agenda de una nueva alternativa cultural al Perú debe reconocer estos puntos de como fundamentales y de partido para llegar a la mente y el corazón de los ciudadanos, persuadiendolos de la necesidad de recuperar una política de ideas, principios y convicciones fuertes y profundas. A partir de ahí podremos articular una propuesta para derecha que abarque los diversos campos de la vida social, por ello trabajamos desde CREO Perú.

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